Santiago JM Del Pozo Donoso
Director Escuela de Ingeniería en Prevención de Riesgos y Medio Ambiente.
Universidad Miguel de Cervantes
En este contexto, preocupa que la superficie de bosque nativo (11 tipos forestales) alcanzará en Chile un máximo el año 2014, fecha a partir de la cual se observa la declinación que se observa en las siguientes cifras: 13.430.602,7 ha para el año 1999 (5), 13.599.610 ha (6) para el año 2011, 14.181.747 ha (7) para el año 2014 y 13.462.486,9para el año 2015 (10), registrándose una disminución neta de 719.260,1 hectáreas. El catastro de vegetación nativa utiliza imágenes satelitales SPOT 5 y FORMOSAT-2 multiespectrales (8), de forma tal que los incrementos y pérdidas de superficie no pueden ser atribuidos a la tecnología que se utiliza. Es importante señalar que diversos autores han criticado fuertemente las cifras gubernamentales que sobre superficie de bosque nativo se han entregado (9) (11) (13). Lo cierto es que la superficie total de bosque nativo corresponde al resultado de una ecuación conformada por los siguientes componentes: degradación del bosque nativo, recuperación de matorral nativo, bosque nativo protegido o manejado, fragmentación del bosque nativo y deforestación del bosque nativo.
La degradación del bosque nativo es producto de reiteradas intervenciones extractivas que se realizan cuando éste aún no se ha recuperado de la intervención anterior, lo que se denomina sobreexplotación. El resultado es que el bosque nativo deja de ser considerado como tal y pasa a engrosar la categoría de matorral. La situación descrita es de alto riesgo, ya que mediante el Plan de Manejo aprobado por CONAF, el matorral, que en realidad es bosque nativo degradado recuperable, puede ser eliminado por reemplazo con plantaciones forestales o agrícolas, lo que corresponde a un tipo de sustitución pasiva. La degradación del bosque nativo corresponde a una liberación neta de CO2 y redunda en una menor capacidad de acumulación de este gas en el tiempo. A modo de ejemplo señalar que esta situación ocurre en la extracción de leña que se realiza sin planes de manejo, donde las cortas ilegales han superado el 70% del volumen extraído en nuestro país (14).
Otro aspecto interesante de destacar corresponde a la variación de la superficie del tipo forestal esclerófilo, la que para los años 1999, 2011 y 2014 se ha fijado en 345.088,9 (6), 473.437 (8) y 577.570,5 (10) hectáreas respectivamente. A partir de la entrada en vigencia de la Ley de Bosque Nativo se exige un menor porcentaje de cobertura de copas para ese tipo forestal (7), motivo por el cual, entre 2011 y 2014 se registró un incremento de 104.133,5 ha (22%). Llama la atención que entre los años 1999 y 2011, sin mediar cambio en la “fórmula de cálculo”, el bosque esclerófilo tuvo una recuperación natural de 128.348.1 hectáreas. ¿Acaso en el período 2011 a 2014 no se consideró la recuperación natural del bosque esclerófilo y solo se incluyó el registro de superficie con menor % de cobertura de copas? ¿Cuál es para ese mismo período el incremento registrado por concepto de recuperación de bosque nativo degradado para este tipo forestal? Creo que compartimos con el lector la curiosidad de conocer a que se debe la situación descrita.
Una perspectiva diferente sobre la situación del bosque nativo chileno es entregada por el Mapa Global de la Deforestación,(1) elaborado por la Universidad de Maryland, el que para su construcción contó con la participación de quince universidades del mundo. Su creador es el científico Matthew Hansen, quien señala que este mapa “permite entender lo que estamos haciendo con los bosques del planeta de un solo vistazo”(3). El primer resultado de este proyecto muestra que en el periodo 2000-2012, el mundo ha perdido una superficie arbolada de unos 2,3 millones de kilómetros cuadrados, cifra equivalente al triple de la superficie de Chile continental.
Según sus creadores, en el contexto de la lucha contra el cambio climático, el Mapa Global de la Deforestación permitirá estimar la cantidad de carbono que hay almacenada en los bosques del mundo. Este dato es relevante, ya que para cuidar el comportamiento del clima,la cantidad de CO2 almacenada por los bosques se suma al efecto de los bosques sobre el albedo que calienta los gases de efecto invernadero. La medición y seguimiento de los indicadores “superficie deforestada/año” y “bosque restaurado/año” señalarán la medida en que tienen éxito o fracasan las políticas globales y nacionales para conservar los bosques nativos.
La imagen que se muestra a continuación fue tomada de la web del Mapa Global de la Deforestación, donde en distintos colores se muestra la deforestación anual. El color celeste representa la deforestación ocurrida el año 2014, el color rojo la deforestación del año 2013 y así sucesivamente hasta el año 2000. Es importante destacar que esta imagen concuerda con otra iniciativa de este tipo, como es el Mapa Global de la Deforestación creado por el Instituto de Recursos Mundiales en conjunto con Google, alojado en la siguiente web:http://www.globalforestwatch.org/. El Mapa Global de la Deforestación señala los lugares donde el bosque nativo está disminuyendo, situación que para nuestro país es necesario observar ya que muestra una tendencia inversa a la señalada por las cifras gubernamentales de los últimos 15 años.
Mapa Global de la Deforestación. Universidad de Maryland
Para orientar al lector respecto de la magnitud de este problema, es preciso señalar que la disminución de los bosques nativos en Chile es una constante que viene desde el periodo de la Conquista donde los españoles quemaban los bosques nativos para ensanchar caminos y evitar emboscadas; para destruir las siembras que los mapuches cultivaban escondidos en sus claros; o se talaban los bosques nativos para construir ciudades como es el caso emblemático de Copiapó. También se talaron los bosques nativos del norte en el período de la Colonia para alimentar los hornos de fundición de plata. El padre Felipe Gómez de Vidaurre escribe en 1748 que “el calor proviene de la malísima práctica que se tiene de incendiar los bosques con el fin de ahorrar fatigas en cortarlos para tener tierras nuevas”. La quema de bosques fue el paso inevitable de la expansión agrícola hacia el sur de Chile. A mediados del siglo XIX Vicente Pérez Rosales se encarga de incendiar los bosques del sur de nuestro país para habilitar terrenos para el establecimiento de colonos.(4)
A pesar de lo señalado, solo luego de las denuncias de Claudio Gay Mouret (1838) se intentó proteger el bosque nativo en Chile. En 1912 Federico Albert estima que se han perdido 15 millones de hectáreas de bosque nativo en el país. El pensamiento cortoplacista o el desprecio por nuestro territorio permitieron la creación de leyes que fomentaron la forestación con especies de rápido crecimiento (1931 y 1974). Durante el siglo pasado continuó la incorporación de terrenos a la agricultura, los incendios forestales, la degradación del bosque nativo por sobreexplotación y extracción de leña, etc., lo que mantuvo una alta tasa de deforestación estimada de 120.00 ha/año, lo que significa la pérdida de más de 11 millones de hectáreas de bosque nativo en el período. Pasó más de un siglo desde la creación de la primera legislación forestal (Ley sobre “Corta de Bosques” de 1872) para que en Chile se dictara una ley que protegiera el bosque nativo, lo que ocurrió el año 2008. En base a los datos proporcionados por algunos autores, para los últimos 15 años se estima la tasa promedio de deforestación de Bosque Nativo en 40.000 ha/año (9) (11).
En consecuencia, cuando a fines de la década de los ’90 se arriba a la cifra de 13,4 millones de hectáreas de bosque nativo en Chile, ya se han perdido más de 26,6 millones de hectáreas de ese ecosistema, equivalente al 64,4% de la superficie original. En 500 años Chile ha eliminado 2/3 de su vegetación nativa y la biodiversidad asociada. En este cálculo no se considera lo ocurrido con la categoría Matorral Nativo, la que según el catastro de bosque nativo, a 1999 representa 8,5 millones de hectáreas adicionales.
Entonces es importante que las actualizaciones del Catastro de Vegetación Nativa se refieran y den cuenta de la evolución que han seguido las unidades censales que originalmente se catastraron, para saber qué pasó con ellas, ¿En qué estado se encuentran? ¿Cuáles se han perdido? ¿Cuáles están sufriendo degradación? ¿Cuánto matorral nativo se ha recuperado pudiéndose contabilizar como unidades nuevas?, etc. Sería impensable por ejemplo hacer un catastro o censo si las unidades catastradas, que contienen información base, cambian cada vez que se actualiza el catastro. Imaginemos que esa información se utilice para conocer la disponibilidad de productos que la vegetación nativa contiene (madera, CO2, frutos, etc): ¿Cuál es la seguridad que ofrecería un inventario forestal realizado en tan febles condiciones? Quizás sea una buena idea someter el Catastro de Vegetación Nativa a una auditoría internacional, paso inicial para lograr homologación con estándares internacionales utilizados por la Universidad de Maryland en esta materia, de tal forma de dilucidar las dudas que expertos independientes, el Mapa Global de la Deforestación y las propias cifras gubernamentales han suscitado en la sociedad chilena.
Los inventarios de gases de efecto invernadero que los países han realizado bajo la orientación del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (PICC) no consideran las emisiones de CO2 provenientes de leña y biomasa, por considerarse a estos productos como Carbono Neutral, es decir, que el carbono que emite su combustión es nuevamente secuestrado por los bosques que originaron esa biomasa, de tal forma que la producción de leña es parte de un ciclo que está en equilibrio. La condición que exige tal categoría es que la leña provenga de bosques manejados de forma sostenible. Pero los bosques nativos degradados y sobreexplotados no son capaces de capturar todo el CO2 que libera la combustión de leña y biomasa que se ha extraído de ellos, motivo por el cual el bosque nativo se convierte en una fuente de emisión neta de CO2.
Estamos entonces frente a un círculo vicioso ambiental de gran magnitud, debido a que en la actualidad la leña es el principal producto maderero que se extrae del bosque nativo. Se argumenta que eso ocurre porque la leña es el combustible más barato, pero ¿sabrá el Ministerio de Energía como se calefaccionan de forma sostenible los países OCDE del hemisferio norte? Al parecer el inventario de emisiones de gases de efecto invernadero elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente requiere actualización, ya que las cifras señalan que se habría producido y se produce una enorme emisión neta de CO2 a la atmósfera por degradación y deforestación de bosque nativo.
A partir de la información disponible se hace evidente que en la actualidad existe una superficie bastante menor de los bosques nativos (mosaico de bosques) que sustentaron los 13.430.602,7 ha. catastrados el año 1999 (5), la que probablemente, en alguna medida, pudo ser reemplazada en las estadísticas gubernamentales mediante la incorporación de matorral nativo degradado, el que en el mismo período y de forma natural podría haberse recuperado. Al año 2015 el Estado reporta que existen 13.462.486,9 (10) de bosque nativo, cifra que no es consistente con los antecedentes provistos por el Mapa Global de la Deforestación construido por la Universidad de Maryland o aquellos entregados por el Instituto de Recursos Mundiales.
La preocupación por las cifras que expresan existencias de bosque nativo en Chile tienen relación también con las múltiples funciones climáticas que estos ecosistemas cumplen, entre las que además del secuestro de carbono, se cuentan la captura de energía proveniente del sol que disminuye el albedo, la regulación de la temperatura local, la regulación del ciclo hídrico y la conservación de la biodiversidad, entre otras. Como verá el lector, del rol climático que juegan los bosques nativos depende la biodiversidad que alberga y la subsistencia de muchas comunidades locales. Esta situación obliga a esforzarse para romper con el círculo vicioso descrito más arriba, permitiendo de esa forma disponer de programas de manejo de bosque nativo tendientes a su recuperación y conservación. El recurso que por excelencia debe ser utilizado para capturar CO2, secuestrando carbono desde la atmósfera y almacenándolo en los tejidos de los árboles, es intervenido a poco de cumplir esa función ecosistémica para incinerarlo y liberar el más común de los gases de efecto invernadero. La contribución del bosque nativo a la lucha contra el cambio climático depende también de disponer de cifras claras y transparentes, que permitan elaborar programas que frenen la degradación y deforestación del bosque nativo, que contribuyan a su conservación y recuperación.
Fuentes consultadas:
(1) Mapa de alta resolución muestra pérdida mundial de bosques y junglas.
(2) Global Forest Changue
http://earthenginepartners.appspot.com/science-2013-global-forest
(3) El primer mapa preciso sobre la deforestación global
(4) Del Pozo. 2013. Historia de los bosque naturales y forestal de Chile.
http://es.slideshare.net/santiagodelpozo1/historia-de-los-bosques-naturales-y-forestal-de-chile
(5) CONAF – CONAMA- BIRF. 1999. Catastro y evaluación de recursos vegetacionales nativos de chile.
http://bosques.ciren.cl/bitstream/handle/123456789/121/CONAF_BD_21.pdf?sequence=1
(6) CONAF. Catastro Vegetacional.
http://www.conaf.cl/nuestros-bosques/bosques-en-chile/catastro-vegetacional/
(7) CORMA. Chile totaliza 17,3 millones de hectáreas de superficie forestal
(8) CONAF. Catastro de los Recursos Vegetacionales Nativos de Chile: Metodología e innovaciones tecnológicas
http://chilegeospatialforum.org/2013/pdf/Hugo_Rivera_conaf.pdf
(9) AIFBN. La superficie y calidad del bosque nativo disminuyó en Chile.
http://www.olca.cl/oca/desertificacion/informe102.htm
(10) CONAF. Informe final proceso de Montreal.
http://www.lignum.cl/wp-content/uploads/sites/6/2015/07/INFORME-FINAL-P.MONTREAL.pdf
(11) Gutierrez. 2015. Representatividad de bosques nativos disminuyó en 4.2% en los últimos 15 años
http://revista.bosquenativo.cl/volumenes/49/3_opinion.htm
(12) CIREN-CONAF. 2013. Proyecto monitoreo de cambios, corrección cartográfica y actualización del catastro de bosque nativo en las regiones de Valparaíso, Metropolitana y Libertador Bernardo O’Higgins.
(13) Defensores del Bosque Nativo. 1999. Pobre Bosque Nativo
http://wrm.org.uy/oldsite/countries/Chile/article1.html
(14) Revista Lignum. 2013. Certificación de leña y situación de este combustible en Chile
http://www.lignum.cl/2013/07/25/certificacion-de-lena-y-situacion-de-este-combustible-en-chile/
Estimado Santiago:
Muchas gracias por tu articulo, hace un excelente resumen de las contradicciones de los datos y los problemas que enfrenta la conservación del bosque nativo. Es un desafío contar con datos precisos, que diferencien matorral de bosque y sobre todo, que permitan identificar el bosque nativo primario con certeza, que es donde debiesen estar los principales acentos en conservación. Por si no te ha llegado, es muy interesante este otro estudio sobre el bosque nativo y su pérdida, también relacionada al cambio climático http://espace.library.uq.edu.au/view/UQ:355624
Saludos, Pilar
Un artículo muy interesante muchas felicitaciones profesor santiago
— La presente ley establece los presupuestos m nimos de protecci n ambiental para el enriquecimiento, la restauraci n, conservaci n, aprovechamiento y manejo sostenible de los bosques nativos, y de los servicios ambientales que stos brindan a la sociedad. Asimismo, establece un r gimen de fomento y criterios para la distribuci n de fondos por los servicios ambientales que brindan los bosques nativos.